¿Nos comerá el lobo feroz?

Érase una vez un señor llamado Milton Friedman, pariente cercano de Adam Smith, cuyas políticas económicas  irían abriéndose paso tras el crack del 29 y la Gran Depresión, que, con tan mala fortuna, había propiciado -entre otros factores- la misma doctrina que iba a imbuirle: monetarismo, neoliberalismo. Y otro señor que respondía al nombre de John Maynard Keynes, partidario de un capitalismo humano con control del Estado (un mayor intervencionismo) que después del gran fiasco económico, el consiguiente auge de los fascismos, y la guerra mundial, inspiró el “new deal” norteamericano y el “plan marshall” para la Europa destruida. Gasto público para reactivar la economía. Desde entonces hay dos formas de ver el capitalismo. Pero los Chicago Boys de Friedman (primos aventajados de sus predecesores) entraron definitivamente en acción en los setenta hasta llegar a su absoluto triunfo -por el momento- en el mundo actual.

Este cuento tan apasionante lo conocéis muchos, claro está, pero la derecha dispone de otra versión que parece enganchar más al personal. Y lo que es más asombroso, de una práctica derrochadora, nula acción sobre la creación de empleo, privatizaciones de servicios públicos esenciales que dañan las prestaciones, sin contrapartidas sociales, que contradicen absolutamente sus teorías. Y nadie se inmuta.

“Una de las ideas más dañinas que las derechas en la Unión Europea (Merkel, Sarkozy, Rajoy) están proponiendo es incluir una enmienda en la Constitución de sus países que prohíba al estado tener déficits públicos. Se argumenta que los estados tienen que comportarse como las familias y que, por lo tanto, no deben gastarse más de los que ingresan. Esta postura, ampliamente extendida en medios conservadores y neoliberales, se basa en varios errores. Uno de ellos es que desconoce el comportamiento económico de las familias. En realidad, las familias se endeudan constantemente. Muy pocas son las familias que cuando compran una vivienda o un coche, por ejemplo, pagan su coste total en efectivo. La mayoría se endeuda. Sin endeudarse, las familias no podrían mantener sus niveles de vida. Pues lo mismo ocurre con el Estado. De ahí el déficit y la deuda pública”. Así comienza un extenso artículo -«La última «boutade» económica de las derechas«- de Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy en The Johns Hopkins University y, sobre todo, otro empecinado activista en eso de clamar en el desierto.

 “Pues lo mismo ocurre en el caso de los Estados”, dice Navarro. “Los estados pueden endeudarse para pagar los recortes fiscales que benefician a los ricos (como ha ido ocurriendo en gran parte de los países de la UE, incluyendo España, donde las reformas fiscales regresivas han beneficiado a las rentas altas y al mundo financiero y empresarial, siendo ello una de las causas del crecimiento de la deuda pública. Esta es una deuda no productiva, pues se ha generado para proteger las rentas de los ricos. Pero los estados pueden endeudarse para invertir en infraestructuras físicas y sociales necesarias para incrementar la productividad, el crecimiento económico, la creación de empleo y el estándar de vida presente y futuro”.

Después distingue entre dos conceptos fundamentales: deuda bruta y deuda neta. El tamaño de la deuda pública no es el indicador más importante del endeudamiento público de un país, pues la única deuda de la que el estado tiene que pagar intereses es la que se llama deuda neta, es decir, la deuda pública (los bonos del Estado) que generan intereses que el Estado debe pagar a los inversores privados que la poseen. De ahí se deriva que la información más importante no es la deuda bruta (que es la que constantemente se cita), sino la deuda neta. Japón tiene una deuda bruta que representa el 225% del PIB, y en cambio tiene que pagar unos intereses de sólo un 2% (España tiene que pagar unos intereses del 3,6%), y ello como consecuencia de que la deuda neta es muy inferior a la bruta.

Nos cuenta que los Estados disponen de la posibilidad de imprimir dinero a través de sus Bancos Centrales para pagar sus deudas. Pero, oh, maravilla, el Banco Central Europeo ha cambiado recientemente su misión: “es el que imprime el dinero y lo presta a los bancos pero no a los Estados, siendo el único Banco Central entre los Bancos Centrales de las grandes economías que no tiene tal responsabilidad. Tanto el Banco Central Estadounidense (The Federal Reserve Board) como el Banco Central del Japón, o el Banco Central de Gran Bretaña, imprimen dinero que los estados utilizan para pagar sus deudas”, afirma Vicenç Navarro.

De alguna manera es la política keynesiana la que está intentando aplicar el EEUU de Obama con buenos resultados hasta el momento. Pero hoy leemos que no, que EEUU «no remonta el vuelo«. Los últimos datos cuestionan el vigor de la recuperación y azuzan el debate sobre la efectividad de los multimillonarios estímulos, nos dicen. De cualquier forma están hablando de cifras de crecimiento del 3%, que para nosotros quisiéramos en la Europa cercenada por «Bruselas» y «los mercados». Pero buscamos la letra pequeña, las causas del problema norteamericano: la falta de recuperación en el mercado inmobiliario y la escasa concesión de créditos. Acabáramos.

Casualmente, los bancos andan reunidos por encargo del G20, muy discretamente, para ver cómo encauzan su futuro, el suyo. Juez y parte, apuestan porque su regulación sea más suave de lo pretendido: “imponer nuevas e inmediatas exigencias podría frenar la recuperación económica por la urgencia del sector para adaptarse a esas nuevas normas”, dicen algunos. Ya, si añadimos quién tiene los pisos, y quién los vende más caros, pues igual no dormimos, con este calor además. No vendría mal para oír roncar o aullar al lobo. Porque probablemente es él quien ocupa la cama.

(Gracias David por tus estimulantes conversaciones 🙂 )

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12 comentarios

  1. MACGO

     /  2 agosto 2010

    ¡Olé! Pura clarividencia

  2. L'Homme Machine

     /  2 agosto 2010

    «It’s the economy, stupid» fue el lema con el que Clinton venció a Bush Sr.

    Hoy en día hay dos grandes batallas políticas: la batalla política de los derechos y deberes publicos, y la económica. En ambas la izquierda pierde posiciones.

    La batalla, llamémosla de las libertades, suele servir de cortina de humo a las derechas. Por ejemplo, las rechazadas leyes de abortos que buena parte de la derecha «con posibles» sorteaba yendo a Londres.

    La batalla económica es, finalmente, la más decisiva, ya que, no se puede ser libre si no se es minimamente igual a tus conciudadanos. En esta batalla las derechas tienen una gran ventaja y es que la gente de a pie tiene graves dificultades para entender la información económica que le llega, por no hablar del desinterés que suele generar.

  3. Eliecer

     /  2 agosto 2010

    Genial, ¿qué hacer?, romper con el sistema, romper el sistema, seguir aguantando hasta que seamos esclavos sin futuro, mirar para otro lado pensando que ya lo arreglará quién corresponda. Ser consciente de la situación es vital, pero claro si no se toman medidas es un poco masoca.
    Saludos

  4. brihecaton

     /  2 agosto 2010

    Si leeis el blog de Krugman, uno de los mayores defensores del keynesianismo, vereis que ya se avisó de lo que está pasando: el impulso económico estatal se quedó MUY corto, fue claramente insuficiente, y por ello solo sirvió de estímulo temporal. Se gastó el dinero en rescatar bancos en lugar de crear banca pública, en guerras sin fin (Irak, Afganistan) y en evitar la bancarrota de GM y Chrysler (que no se logró). Ahora el temor es a entrar en una espiral deflacionista, posibilidad acrecentada por las posibles subidas de tipos y la manía de recortar para atajar déficits.

    El panorama es negro allí, y ya aquí ni os cuento. Su sistema económico hace aguas, ¡y es el que nos ponen como modelo!

    Como cabras. Estamos como cabras.

    Para leer: http://lalengua.info/2010/07/vayase-senor-marshall/
    (no es mi blog, ojo. No autobombo)

  5. Es estimulante y esperanzador leer artículos como este.

    Todo el sistema está orientado a mantenernos en la ignorancia para que nos convirtamos en esclavos.

    Gracias Rasa María por echar un poco de luz a estos seres Gamma.

  6. Víctor

     /  2 agosto 2010

    Creo que ya hable aquí del libro del lingüista Lakoff “No pienses en un elefante”. En el se denunciaba la asombrosa capacidad, debido a su preponderancia económica y su casi absoluto control de los medios masivos, de establecer los términos del debate. Situarlo siempre conforme a sus intereses y obligando a los progresistas a mantenerse la defensiva. Un ejemplo perfecto es el debate que tenemos sobre la deuda en la Administración. Una bajada de impuestos que beneficia a los más ricos y, consecuentemente, empobrece la inversión en servicios sociales (que principalmente utilizan los más necesitados) se presenta en términos neoliberales como una forma de dinamizar la economía, de dar libertad a los más emprendedores. Si el Estado pretende mantener el estado de bienestar necesita obtener más recursos. El endeudamiento consecuente, obviando su causa (la bajada de impuestos), es el nuevo centro de debate impuesto por los think tanks neoliberales. Su objetivo es claro, presentar al Estado como un despilfarrador, algo que fácilmente cala en la mayoría. Los progresistas, sin remedio, tenemos que movernos dentro del debate que han establecido a la defensiva, buscando contra-argumentos, con el recelo de que apliquen otras palabras poderosas en la imaginería popular contra nosotros “radical”, “antisistema”, filocomunista”, etc…
    Hay que romper con los debates que ellos tramposamente manipulan, sin miedo a decir las cosas claras, sin falsas tibiezas, con nuestras propuestas claras. Denunciando la misma raíz del sistema. Como tu lo haces, Rosa.

  7. Soto

     /  2 agosto 2010

    Rosa y amigos contertulios:
    No hay forma,tienen «la sartén agarrada por el mango» y a ver quien se la quita.Siguen con la politica que le interesa a las grandes multinacionales del armamento,multinacionales farmaceuticas,el negocio del genocidio de las guerras y ahi ! No hay quien pueda!.Quieren el control del deficit porque así están ellos muy bien y nosotros comiendo las sobras..!Que dificil darle la vuelta a esto!….¿Como vamos a poder,derrumbar al Gobierno en la sombra?
    Moitas apertas a todos.

  8. Realmente haces una exposición clara de la situación. Y como ya han comentado, es difícil extender estos conceptos básicos dentro de la mayoría de la gente, cuando andan metidos en sus asuntos, y embotados por los mensajes simplistas con los que se nos bombardea desde los medios de comunicación.
    Pero lo que no se puede hacer, es continuar lamentando, es labor de todos intentar cambiar las cosas. Así como Rosa escribe, el profesor enseña, cada cual haga su trabajo, con la conciencia clara de que ya antes se cambiaron las cosas, con muchos menos recursos.

  9. gracias por el articulo

  10. Moganhio

     /  4 agosto 2010

    Víctor, yo diría que lo que ocurre es bastante anterior a Lakoff (que es muy bueno, una cosa no quita la otra). Tiene mucho que ver con la propaganda política que tanto se apoya en la lingüística y que alguien resumió en las famosas leyes de Goebbels que Goebbels nunca escribió. Los Think Tank no dejan de ser agencias de marketing político llenas, en general, de gente brillante. Porque hay recursos para pagar a esa gente y porque en el marketing político se juega mucho dinero.

    Lo que dice Navarro es inteligente. Y minoritario. Los artículos de fondo no mueven la política, por desgracia. El neoliberalismo rompió los muebles y las socialdemocracia está pagando las facturas. Y no es la primera vez que ocurre: los fascismos emergieron de esa manera. Cuando la gente tiene miedo busca los mensajes simples y seguros. Cuando hay problemas busca culpables. La socialdemocracia, el neokeynesianismo, ofrecen algo de inteligencia y sentido común, pero no mensaje sencillos. Al final volveremos a los extremos: partidos de extrema derecha haciendo el agosto, la izquierda reducida de nuevo a mensajes simples de capitalismo malo y esclavista y buena parte de la población dejando el cerebro en la nevera mientras muchos otros, entre los que me incluyo, nos planteamos seriamente la opción de emigrar a otro planeta.

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